Fortuna, tiene como Patrona a la Virgen de la Purísima Concepción, titular también del interesante templo parroquial, construido en el siglo XVIII.

Se trata de la única talla de Fortuna que se salvó del saqueo sufrido durante la Guerra Civil. Muchas obras de arte antiguas, entre ellas varias del maestro murciano Salzillo, se perdieron; sin embargo, esta pieza fue salvada gracias a la acción de una familia, que la escondió detrás del portón de su casa para evitar así su destrucción.

Probablemente labrada hacia finales del siglo XVII o principios de la centuria posterior, la historiografía local afirma que se trata de una obra directa del escultor Alonso Cano, algo imposible por varias razones; la principal: la muerte del maestro granadino en el año 1667. Ni siquiera creemos que su discípulo y colaborador más cercano, Pedro de Mena, viviese ya por las fechas en que pudo ser ejecutada, pues falleció en 1688.

No hay que negar por ello la valía de esta Virgen adolescente, de bellos rasgos y delicado modelado. Sin descartar que forme parte de la herencia canesca -los paralelismos con varias de sus Inmaculadas son evidentes-, introduce elementos roldanescos, propios de la escuela sevillana de su época, caso de la apertura del ropaje hacia los costados. La envolvente disposición del manto azulado, que cubre ambos hombros, sobre la marfileña túnica, preludia las caprichosas formas que adoptarán posteriormente maestros como Duque Cornejo.

En el año 1992, fue restaurada por el escultor Francisco Liza Alarcón, quien descubrió la primitiva pintura del cuerpo, respetando por razones devocionales la de la cara y las manos, pese a no tratarse de la original.

La procesión que sale a la calle en el día de la onomástica de la Purísima Concepción, discurre por las calles más típicas de la localidad, saliendo del templo parroquial de la que es titular, entra en la plaza de Santiago, para doblar por Sacramento y llegar hasta la Plaza Reina Sofía, subir por San Luis, seguir la subida por San José y girar por Calle Jesús para entrar a la Calle Remedios y empezar el descenso por la Calle de la Cruz y Sanchez Bautista, para terminar llegando a la calle que lleva su nombre, La Purísima y entrar en el templo parroquial acompañada de todo el fervoroso pueblo de Fortuna que la acompaña en esta anual salida.

Antes de esta procesión se celebran unas novenas en honor a la Virgen Patrona de Fortuna, al final de cada novena y de su procesión se entona en el templo Parroquial el himno en su honor:

Yo tengo una madre,
Madre querida,
Que mis penas calma
Cuando me mira,
Se llama mi madre,
Virgen María;
Graciosa señora
Del alma mía. (bis)

La llamo de noche
También de día,
La busco en mis penas
Y en mis alegrías.
Me tiende su mano
Y me acaricia
Con ella yo alcanzo
La eterna vida. (bis)